martes, 24 de abril de 2012

HUELLA ECOLÓGICA


Definición: la huella ecológica

La huella ecológica es un indicador ambiental de carácter integrador del impacto que ejerce una cierta comunidad humana, país, región o ciudad sobre su entorno. Es el área de terreno necesario para producir los recursos consumidos y para asimilar los residuos generados por una población determinada con un modo de vida específico, donde quiera que se encuentre esa área
La metodología de cálculo consiste en contabilizar el consumo de las diferentes categorías y transformarlo en la superficie biológica productiva apropiada a través de índices de productividad. Estas categorías son:
  • Cultivos: área para producir los vegetales que se consumen. Constituye la tierra más productiva ecológicamente, y genera la mayor producción neta de biomasa utilizable por las comunidades humanas.
  • Pastos: área dedicada al pastoreo de ganado.
  • Bosques: área en explotación para producir la madera y el papel.
  • Mar productivo: área para producir pescado y marisco.
  • Terreno construído: áreas urbanizadas u ocupadas por infraestructuras.
  • Área de absorción de CO2: superficie de bosque necesaria para la absorción de la emisión de CO2 debida al consumo de combustibles fósiles para la producción de energía. Se contabilizan consumos en la producción de bienes, gastos en vivienda y transportes, entre otros.

Déficit ecológico

El déficit ecológico es la diferencia entre el área disponible (capacidad de carga) y el área consumida (huella ecológica) en un lugar determinado. Pone de manifiesto la sobreexplotación del capital natural y la incapacidad de regeneración tanto a nivel global como local.
Datos del informe «La Huella Ecológica: sustentabilidad, del concepto a hechos concretos»

País
Población(millones de personas)
Huella ecológica
Capacidad de carga
Déficit
Holanda
15.7
6.3
2.2
4.1






Un ejemplo práctico, el transporte

Se realizó una aproximación a la repercusión real de cambios en ciertos hábitos o formas de vida individuales. Uno de los casos más significativos es el del transporte. Considerando tres formas de transportarse (bicicleta, coche y autobús), para un trayecto de 24 kilómetros diarios durante 230 días del año, los resultados son los siguientes:
  • La bicicleta: los incrementos se producen en áreas de cultivo, debido al aumento de consumo de hidratos de carbono necesarios por el esfuerzo físico realizado, siendo un aumento de 0,02 ha/habitante.
  • El coche: se aumenta en 3,4 Ha/habitante en absorción de CO2 debido al consumo de energías fósiles.
  • El autobús: las repercusiones son también en aumento de áreas de absorción de CO2, pero debido al número de pasajeros medio, el incremento de la huella es de 0,07 Ha.

Conclusiones

La carga global a que sometemos al planeta está actualmente un 35% por encima de lo que la naturaleza nos puede dar.
El análisis de la huella ecológica y las unidades elegidas para cuantificarla ponen de manifiesto cuantitativamente las vinculaciones de los hábitos y formas de vida con los problemas medioambientales. Al ser una hectárea aproximadamente el área de un campo de fútbol resulta sencillo visualizar la influencia de cada individuo, así como el impacto que la ciudad provoca fuera de sus límites administrativos. Se presentan de forma simple y reducida no sólo la cantidad de recursos consumidos o los desechos producidos, sino también la capacidad del medio de producirlos, de absorberlos o de regenerarlos.
Aunque este indicador integra múltiples impactos, hay que tener en cuenta que otros no quedan contabilizados: la contaminación del suelo, del agua, de la atmósfera (a excepción del CO2), la erosión, etc; además se asume que en la práctica la productividad del suelo agrícola, ganadero y forestal no disminuye con el tiempo. Es un instrumento complejo, que requiere estadísticas y datos muy concretos, no siempre disponibles, pero que pone de manifiesto un estado de sobreexplotación.
La medida de los flujos del capital es fundamental para la gestión económica global, lo mismo debería suceder con el capital natural; la huella ecológica supone un instrumento que pone de manifiesto estos flujos. La presión sobre los recursos de la Tierra seguirá creciendo conforme estas regiones vayan desarrollándose y consumiendo más. Cabe preguntarse si sería desable o posible generalizar nuestro sistema de consumo viendo que, si todo el mundo viviera como un norteamericano medio, necesitaríamos tres planetas. Para reducir nuestra huella ecológica sólo queda escoger un estilo de vida más frugal y austero, un tipo de actitud y un concepto de desarrollo muy diferentes a los que ofrece el crecimiento económico que nos ha llevado a esta insostenible situación.

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